Reveillon 22

Este fin de año Rio mandó a la mierda los protocolos de la COVID.
Las fiestas de Reveillon se prolongaron durante el sábado y el domingo siguientes; las multitudes aprovecharon para refregar sus pieles contra otras pieles y mezclar sus alientos y secreciones como si se tratara de la última vez.

Mi macho, cumpliendo con sus deberes sociales, tuvo que reunirse con su esposa, su hija y otros matrimonios amigos, en el mismo hotel donde por casualidad nos habíamos reencontrado el año anterior.
Sospecho que esta noche se la pasó más aburrido, le faltaba el puto que despechado lo rechazaba y no tenía a quien hacerle insinuaciones con gesto agresivo.
Recuerdo que cuando coincidimos en el baño del restaurante estaba tan encendido que sin importarle la presencia del camarero se sacudió la verga hinchada en mis narices; por supuesto me costó despreciarla fingiendo mi dignidad. Si me lo propongo puedo detallar el capullo húmedo asomando entre los pliegues del prepucio, las pronunciadas venas azules y los pelos que escapaban de la bragueta de su pantalón, atesoré esa imagen para alimentar algunas pajas, ya que nada me gusta más que despertar el deseo de un macho.

Para recibir el 22 quedé con algunos amigos en una fiesta programada en lo más alto de Vidigal. La zona en donde está localizado el bar y las dificultades para arribar hasta allí desalientan a los conservadores, mis acompañantes que son cómodos optaron por el medio “turístico” abordando un transporte en Leblon que atraviesa la favela y los deja al pie del sendero final.
No era esta mi primera visita por lo tanto monté mi TTR230 y acordé con encontrarme con ellos a la hora de la cena.
No fui el único motorista, cuando estaba dejando mi máquina al cuidado de unos adolescentes un par de muchachos llegó con la suya; estos chicos ya venían en plan de fiesta y me saludaron muy cordiales, un poco más de lo normal.

Más tarde cuando se desató el baile y los tragos nos tenían a todos más desinhibidos, la pareja de los chicos, por sus toqueteos y abrazos ya no quedaban dudas que lo eran, se me acercaron varias veces diciendo vaya a saber qué porque la música acallaba cualquier otro sonido.
Como dije antes me gusta provocar y si considero que con algo luzco, lo exhibo o por lo menos lo insinúo. Sabía que con el torso desnudo y los pantalones bermuda deslizándoseme por la cadera y mostrando el nacimiento del culo algún bicho caería en la trampa.

Esos dos se me pegaron cuando estaba reponiendo combustible con el barman, y sin pelos en la lengua me elogiaron el culo; como me limité a reírme se atrevieron a más invitándome a comenzar el año cogiendo. En verdad eran pareja pero una pareja no habitual, los dos eran activos y como les di lugar se auto elogiaron como eficientes culeadores.

Seguía el baile y aunque no les di respuesta a partir de ese momento prácticamente se me pegaron.
Cuando llegaron las 12 se aproximaron a nuestro grupo y cada uno me dio un beso en la boca.
Todos lo tomamos a broma y seguimos con la fiesta hasta el amanecer muy picaditos.
Después del café y el chocolate mis amigos se retiraron con el grupo que se había hecho cargo de su traslado, y la parejita aprovechó para acercárseme junto a las motos para que fuera de bromas aceptara su oferta.

Los invité a darnos un baño en pelotas si es que a esa hora había poca gente en la playa do Pepino y allí nos dirigimos en ambas motocicletas.
Sin hipocresía todos queríamos un buen polvo para festejar la llegada del año, pero no había condones ni yo me había lavado las tripas. Tuvimos que improvisar.

Prácticamente debajo del mirante de la ciclovía se alternaron en comerme el culo mientras me ordeñaban desde atrás como a una vaca. Ellos descargaron sus vergones salpicándome con leche la cara y el pecho.
Después del chapuzón en el mar quedamos para un próximo encuentro mejor preparados y con más confianza.

Esa misma noche cuando mi macho me chupaba el ojete mi mente degenerada consideraba que no lo estaba haciendo tan bien como los chicos en la playa, le faltaba pasión; tal vez el perfume fresco a jabón no fuera tan afrodisíaco como el sudor alcohólico acumulado entre mis nalgas toda una noche de baile. Tengo que volver a dejarlo con las ganas por un tiempo.

https://elsitiodeovejanegra.blogspot.com/

Autor: Oveja negra

Peca y no te arrepientas. Todo es efímero.

Deja un comentario